Liquidación de empresas: Un cierre ordenado para un nuevo comienzo

Liquidación de empresas

Cuando una empresa enfrenta una crisis de insolvencia tan severa que se vuelve económicamente inviable, es crucial tomar decisiones acertadas para mitigar el impacto negativo. Aplazar la decisión de cerrar el negocio puede agravar la situación, afectando no solo a la empresa y sus acreedores, sino también al emprendedor y sus empleados. En contraste, proceder con una liquidación formal y ordenada permite concluir el proyecto de manera estructurada, respetando los derechos de todos los involucrados y facilitando la recuperación futura del emprendedor.

¿Qué es la liquidación de empresas?

La liquidación de empresas es un procedimiento judicial destinado a la venta rápida y eficiente de los bienes de una empresa que ha devenido económicamente inviable. El objetivo principal es pagar a los acreedores de la empresa, permitiendo así una resolución ordenada de las deudas y el cierre formal del negocio.

Según la legislación vigente, la liquidación puede aplicarse tanto a personas jurídicas de derecho privado, ya sean con o sin fines de lucro, como a personas naturales que sean contribuyentes de Primera Categoría o que se encuentren bajo el artículo 42 N.º 2 de la Ley sobre Impuesto a la Renta (boletas de honorarios).

Procedimiento y beneficios

La liquidación se lleva a cabo dentro de plazos acotados, generalmente alrededor de 12 meses, y ofrece varias ventajas clave:

  • Resolución de Deudas: Permite a los deudores extinguir el saldo insoluto de sus deudas, proporcionando una salida ordenada de la crisis financiera.
  • Incentivo a Nuevos Emprendimientos: Facilita la creación de nuevos negocios al liberar al emprendedor de las cargas financieras acumuladas.
  • Beneficios Tributarios: Ofrece ciertos beneficios tributarios para los acreedores, ayudando a suavizar el impacto de las deudas impagas.

Requisitos y procedimiento legal

Dado que la liquidación es un proceso judicial, requiere la asistencia de un abogado especializado. Los honorarios del liquidador se cubren con los bienes incautados de la empresa. En caso de que estos bienes sean insuficientes, los costos adicionales pueden ser asumidos por el presupuesto de la Superintendencia.

Conclusión

Optar por una liquidación formal no solo asegura un cierre ordenado del negocio, sino que también proporciona a los emprendedores una oportunidad para comenzar de nuevo sin las cargas financieras de una empresa fallida.

En Vázquez y Manchón, nuestro equipo especializado en procedimientos concursales está aquí para ayudarte a navegar por el proceso de liquidación con el objetivo de proteger tus derechos y facilitar una transición exitosa.